Ese amigo informático

La unidad externa de cdrom

Jul 172015

Esta historia se remonta la época en la que los ordenadores usaban Windows 98 y las unidades de CDROM se utilizaban tanto como los dobles pletinas cuando el Spectrum era el ordenador doméstico habitual. La unidad grabadora de CDs representó una pequeña revolución. Cada cual en su domicilio podía sacar copias de seguridad de datos, almacenar música, documentos en un formato rápido, moderno y fiable (para la época).

En ese momento empecé a poder comprar como distribuidor al hacer poco tiempo que me había dado de alta como autónomo. Esto me permitía tener pequeños descuentos en una tienda cercana aunque no vendiera realmente luego la mercancía.

Al contar este detalle algunos amigos y conocidos (y conocidos de amigos y amigos de conocidos de amigos de conocidos ...) me pedían que les comprara algo de hardware ahorrándose algo de dinero. Como entendía que el hardware no era mi negocio dejaba a precio de coste lo comprado a los que me lo pedían.

Hubo el caso de un compañero de trabajo de un amigo (aunque no es el proltagonista de esta historia) que ni corto ni perezoso se presentó en la tienda y le dijo a la dependienta que iba de mi parte y que le hicieran el "descuento" que me hacían a mí. El pollo en cuestión no se había enterado de nada, sólo de que mí me salían ago más baratas las compras y que él quería aprovecharse de este hecho. Sin intermediarios. La dependienta, con buen criterio, le dijo que no sabía de lo que estaba hablando y que los precios marcados eran con los que podía comprar. Qué sabía él de cuotas a la seguridad social, de retenciones, de declaraciones de IVA, de declaraciones trimestrales, de informativas, de anuales, de alta en IAE y to que sé cuántas cosas más que permitían la compra en ese establecimiento como distribuidor. Él lo que quería era el descuento. Me apunté el dato para evitar, en la medidad de lo posible, que succediera algo parecido.

Durante esos días un amigo de un amigo invitaba a su casa con pisicina a Ernesto y éste, a veces, me proponía acompañarle. En una charla con Tomás (el amigo de Ernesto) me comentó que quería comprar una unidad grabadora de CDs. Él tenía Windows 98, y a pesar de ser ingeniero y dedicarse a la tecnología, no había sido capaz de que su ordenador reconociera una grabadora. Yo le dije que no debía haber problema que por aquel momento iba a comprar otra y si le parecía se podía beneficiar del pequeño descuento que obtenía en la compra como distribuidor. Le pareció bien y quedamos en que le avisaría.

Al poco fui a la tienda compré dos grabadoras externas USB Polaroid compatibles con Windows 98, pagué y me fui para casa a probarlas. Abrí una de ellas, la probé y resultó que el sistema no leía los discos, abrí la segunda y comprobé que tampoco. Le di vueltas y pensé que podía haber algún tipo de fallo. Siempre había instalado unidades de CD internas sin problemas. Las reconocía inmediatamente el ordenador. Pero ésta USB no funcionaba. Decidí desmontar una de ellas, quité el precinto de garantía y la instalé como interna. Funcionó. No entendía nada. Había hablado con Tomás para que supiera que ya tenía su grabadora. Me había comprmetido y resulta que ahora no funcionaba. Llamé a la tienda, me dijeron que al ser USB necesitaba cargar unos controladores (¡era eso!) para que el sistema reconociera la inetrfaz USB y pudiera usarla. Hice lo que me dijeron y quedó resuelto el enigma.

Me llamó Tomás. Me dijo que se acercaba, le conté la historia le dije que no había tenido que abrir su grabadora y que estaba sin tocar (era cierto, todas las pruebas las hice con la que me iba a quedar yo).

Volvía montar mi grabadora y guardé tanto la suya como la mía en sus respectivas cajas.

Apareció Tomás:

- Hola, ¿ qué tal ?

- Bien , aquí tienes tu grabadora, si quieres la probamos. La tuya no la he abierto (yo sabía que quería decir que no la había tenido que desmontar).

- Estupendo muchas gracias.

- El problema han sido los controladores para USB de Windows 98. ¡Joder con el plug and play! Si no le indicas lo que tiene que montar no sabe que lo tiene. Lo que he visto es que no alcanza más de 4x en las grabaciones. Tengo que enterarme de por qué es esto (el problema era que no sabía que por esos años la norma USB era 1.0 ó 1.1 y la velocidad estaba limitada por la tasa de transferencia máxima de ese estándar aunque la grabadora sí permitiera 24x).

- No me importa, con que grabe me vale.

Saqué su grabadora de la caja para probarla, la conecté y pulsé el botón de expulsar disco. Sorprendentemente expulsó un disco. El que había usado para las pruebas. Noté que Tomás me miraba raro. Le expliqué que había probado las dos, pero que la suya no la había abierto, pero él no entendió abierto por demontado y la duda se apoderó de él. Me pagó el coste de la grabadora, se despidió y se marchó.

Al cabo de una hora o menos llama Ernesto:

- Oye, que me ha dicho mi amigo que res un mentiroso (las formas de Ernesto).

- ¿Y eso?

- Porque le habías dicho que la grabadora estaba sin abrir y habías prbado la tuya y cuando la habéis probado ha salido un disco. Me ha dicho que para él eso no tenía importancia (por eso tardó tabn poco en contarle su historia a Ernesto y ponerme a caldo), pero no no había sido necesario que le diera tantas explicaciones cuando era evidente que le habías contado algo que no era verdad.

Traté de explicarle la situación a Ernesto. Nunca sabré si le convenció o no mi explicación. Lo que sí me quedó claro fue que no importaba que hubiera ido a la tienda, compartir el descuento, dedicar tiempo a probar el aparato, explicar cómo debía ponerlo en marcha. Nada de eso importaba, ni el tiempo dedicado, ni el esfuerzo, ni el interés, se habían borrado por un malentendido.